En la producción de videos corporativos —incluso en sectores industriales, técnicos o institucionales— hay un componente que a menudo se subestima: la conexión emocional a través del storytelling.
Al iniciar los proyectos en Fábrica Visual, mi enfoque era muy técnico. Buscaba que los videos fueran objetivos, sobrios y concretos, como es común en los tipos de videos corporativos que suelen producirse para misión, visión, valores, o incluso para video marketing B2B.
Con el tiempo, entendí que la información no basta. Aunque es clave mantener la precisión técnica, también es fundamental crear un contexto emocional que permita a las personas sentirse identificadas y conectar con el contenido.
Lo emocional no es drama
Durante años, la palabra emocional me generaba cierta resistencia. La asociaba a escenas dramáticas, cargadas de lágrimas, gritos o conflictos novelescos. Sin embargo, en el ámbito empresarial esto no aplica.
En realidad, lo emocional es simplemente generar conexión humana. Es entender que el colaborador que ve el video tiene:
- Expectativas laborales.
- Preocupaciones reales.
- Retos diarios.
- Necesidades concretas de aprendizaje.
Cuando el contenido audiovisual refleja estos aspectos, deja de ser un simple instructivo y se convierte en una experiencia de aprendizaje más efectiva.
El rol del storytelling en los videos empresariales
El storytelling corporativo es la herramienta que permite construir estas narrativas de conexión. Incluso los procesos más técnicos pueden transformarse en historias significativas que la audiencia comprenda y retenga.
Entre las estructuras que aplicamos en los videos de capacitación, institucionales o de marketing empresarial, destacan:
- El círculo de Harmon, donde el personaje atraviesa un ciclo de cambio.
- El viaje del héroe de Joseph Campbell, adaptado a la rutina laboral y sus desafíos.
Storytelling emocional sin perder la objetividad técnica
Humanizar no significa perder precisión. Es, de hecho, una manera de complementar el contenido técnico para facilitar su comprensión.
Por ejemplo, en un video de capacitación podemos mostrar:
- El primer día de un nuevo empleado.
- Errores comunes y cómo resolverlos.
- Experiencias reales narradas desde la práctica.
Este enfoque contextualiza los conocimientos, haciendo que quien lo ve entienda y aplique lo aprendido más fácilmente.
Las emociones como entorno de aprendizaje
Al final, las emociones no son dramatismo; son la respuesta a una pregunta clave:
¿Qué necesita aprender esta persona y bajo qué ambiente lo va a asimilar mejor?
Cuando logramos identificar eso, producimos videos que no solo informan: conectan, guían y generan verdadero impacto en la organización.